Como mencionamos en los capítulos precedentes Estados Unidos sigue siendo la primera potencia mundial. Sin embargo, informes de la “National Intelligence Council” prevén algunos cambios en esta materia. Esta agencia es una de las tantas agencias de inteligencia norteamericana que realiza tareas de prospectiva global, tratando de predecir que va a ocurrir en los próximos años a nivel mundial con una visión estratégica de mediano y largo plazo. El informe se denomina “Global Trends 2030: Alternative Worlds”. Sus resultados son secretos hasta determinado tiempo cuando pueden ser publicados.
En dicho informe se alude precisamente al debilitamiento de Estados Unidos en el contexto mundial, quedando abierto un escenario o bien de bipolarismo con China o de multipolarismo con bipolarismo atenuado. En ambos escenarios Estados Unidos no será la primera potencia económica mundial en el 2030.
Otro informe publicado por el Centro de Investigación Económica y de Negocios (CEBR por sus siglas en ingles) corrige las predicciones anteriores del crecimiento económico de los países por la Pandemia y en este contexto post-Covid resulta ser China el mas favorecido, pues con una tasa de crecimiento del 2,3% en el 2020 fue el único que resistió el embate de caídas globales y logra “anticipar” el anunciado podio en cinco años, dado que anteriormente preveía esta situación para 2033.
En este sentido, el informe corrige la anterior previsión y sitúa a China cinco años antes en el podio mundial, es decir en 2028, convirtiéndose posiblemente en el año 2023 en un país de “ingreso alto”.
Por otro lado, los errores estratégicos o caprichosos de Trump le han impedido a Estados Unidos participar de una de las mayores integraciones del mundo como era el proyecto de la Alianza Transpacífica que incluía a China, Japón, Australia y al sudeste asiático, dejando ahora solo a China liderando ese espacio.
También cedió espacio en su alianza con Europa y la OTAN. La retirada de las fuerzas militares de Alemania es un ejemplo de esto. La ruptura con la Organización Mundial de la Salud en plena pandemia, así como la indiferencia ante las Naciones Unidas y sus organismos han hecho de Estados Unidos un país mas aislado en los últimos cuatro años.
Pero no todo se trata del poder económico. Según el “National Intelligence Council” y de acuerdo a una métrica utilizada para medir otras variables como poder militar, comercio con otros países e investigación científica podría mantener a Estados Unidos aún en la cima por un tiempo mas.
Para ello en esta nueva etapa Estados Unidos debería fortalecer esos aspectos (especialmente el comercio internacional que en la época de Trump se ha visto afectado) y consolidar su Soft Power. Esta idea de que hay otros elementos del poder mas allá del uso de la fuerza que legitiman a una sociedad o una comunidad por sus valores y creencias: La defensa de los derechos humanos universales y la libertad política son aún valores occidentales que las potencias emergentes tardarán mucho tiempo en incorporar. Quizás sea tiempo para Estados Unidos de fortalecer su cooperación internacional y su ayuda a otras regiones y no sólo volver a viejas recetas de neoliberalismo a ultranza.
Estados Unidos abandonó o mas bien redujo su participación geopolítica tradicional desentendiéndose del destino de regiones como Latinoamérica o África. Esto posibilitó el claro avance chino. Por otro lado, Estados Unidos sigue apostando a una “geopolítica espacial” que le es de mucha utilidad para la gestión de la tecnología y la creciente digitalización pero que sino se complementan con una “bajada efectiva a tierra” corre riesgo de no ser efectiva.
Quizás un camino pase de ser un “Uncle Sam” a ser un “Dear Uncle” que comprenda que las mismas grietas, contradicciones y asimetrías internas habitan en la mayoría del globo y que, aunque pierda su podio económico, puede detentar un liderazgo político en base a viejos valores (transvalorados).