Asistimos a momentos críticos en virtud de la expansión de la actual pandemia. Y ante la emergencia, desde distintos sectores, se ha aludido a que un nuevo orden global esta surgiendo.
Los mas optimistas ven en la posibilidad del quiebre de las instituciones económicas tradicionales el surgimiento de un sistema mas justo e igualitario que emerja de las cenizas del capitalismo moribundo. Para este escenario debe haber fuego para que haya cenizas y el concepto que esta encubierto es “cuanto peor mejor”. Sin duda que con buenas intenciones.
Por otro lado, están los que dicen: “nada cambiará, todo seguirá igual o peor”. Esta idea de “no cambio” también parece naif pues si algo somos precisamente es cambio, aunque intentemos permanentemente estructurar una estabilidad ideal permanente para una realidad cambiante.
De las decisiones que se han ido tomando en las principales regiones del mundo, surgen algunos síntomas interesantes de mencionar:
Las claves
- Al ya viejo conocido adagio “es la economía, estúpido” se le ha sumado “es el estado, estúpido”.
- El estado-nación ha recuperado su centralidad pues es en dichas coordenadas tempo-espaciales donde se debate la pandemia. Obviamente que se encuentra esparcida por todo el mundo, pero las pretendidas “soluciones” o “propuestas” se aplican a través del tradicional rol del Estado.
- Sin embargo, no es cualquier estado del que estamos hablando. Es un estado intervencionista, que dirige la cotidianeidad y que intenta sustituir las perdidas de la economía con la inyección de recursos propios o la contracción de deudas.
El “neo-keynessianismo” a través de la inserción de recursos reivindica funciones del estado tradicional, pero las aplica en coordenadas tempo-espaciales de emergencia. El diseño de una política publica tradicional presupone tiempo para ejecutarla. En el diseño de políticas publicas de emergencia el tiempo se reduce a la máxima expresión.- El caso europeo seguramente es el caso ejemplar. Nunca Europa diseño un plan integral que abarcara a 27 estados miembros por un monto de € 750.000 millones y que tuviera parcialmente un criterio no devolutivo.
- La propuesta de la CE no es novedosa stricto sensu, pero si lo es por las bases del acuerdo, por sus condiciones, y por la finalidad que persigue.
- Esta batería de medidas de claro tinte keynessiano sin embargo pretenden asumir las demandas contemporáneas que están en la base de la agenda pre-pandemia: lucha contra el cambio climático, digitalización, desburocratización, estimulo a la innovación tecnológica (economía 4.0), etc. Todo ello en un marco de sustentabilidad social y económico que lo resume muy bien la idea de una “economía social de mercado” a la alemana.
- Claro que en Europa no habitan solo alemanes y cada cultura tiene sus formas de cumplir los acuerdos, ello en vez de limitar debe ser una vía de hacer mas eficientes la implementación de las medidas.
- Es decir, concepción centralizada y unificada por consenso y ejecución descentralizada por identificación cultural y social. Así como se confinan sectores (barrios, distritos o regiones) para evitar un confinamiento general del mismo modo las decisiones centrales deben ejecutarse territorialmente con el sentido “glocal”
- En otras regiones del mundo también crece la demanda al estado para solucionar los problemas pandémicos. Las organizaciones supra estatales padecen las mismas disfunciones que en la pre-pandemia: carencia de consensos globales (aun sobre la pandemia- origen, desarrollo, tratamiento), ausencia de un órgano de coacción internacional supra estatal, primacía de la idea de lo global como “res-nullus” no como “casa común”, predominio de las grandes potencias en las decisiones estratégicas, desfinanciamiento de las instituciones internacionales, etc.
- Por otro lado, la mayoría de las regiones del mundo son regidas o bien por democracias iliberales (partes de Latinoamérica, Rusia, partes de África) o bien por gobiernos autoritarios (China, Sudeste asiático, África), surgiendo los populismos o neo-populismos de izquierda o de derecha como “fantasías salvíficas”.
- Caso aparte merece Estados Unidos: paladín del liberalismo político y económico a nivel global se encuentra regido por políticas de índole proteccionistas desestructurando el mismo orden mundial que lidero a partir de la segunda guerra mundial. La figura de Trump incrementa la “grieta” norteamericana y traslada ese esquema de pensamiento binario (hasta ahora solo propiedad de los seguidores de Laclau) a todo el mundo por medio del uso de la comunicación efímera del twitter. La emergencia le hace a Trump profundizar su “modelo” con consecuencias inimaginables para la tierra de los Padres Fundadores, mientras China sigue su camino, lento pero seguro hacia un liderazgo mundial en lo económico, pero sin “relato político” que permita generar un nuevo orden mundial. China no puede construir legitimidad global sino construye primero su legitimidad nacional sobre bases compartidas con los valores occidentales del estado de derecho y de respeto a los derechos humanos.
- Ante este panorama el “modelo europeo” liderado por Alemania y no exento de contradicciones y tensiones (es el único bloque regional activo en el mundo y que para las decisiones importantes requiere de unanimidad en el voto de sus miembros) parece marcar un rumbo que defino como “neo-keynessianismo”.
¿Será este el primer intento, iniciado por Europa de salir de las crisis a través de políticas neo-keynessianas o estaremos inaugurando un nuevo tiempo digámoslo así, post-keynessiano, que como parte de la post-modernidad nos muestra que vivimos en una transición histórico-temporal mas allá de lo que vemos ante nuestros ojos o padecemos? ¿Es un nuevo principio o el principio del final?
Nuevos desafios
Al liberalismo económico clásico le sucedió en las décadas del 80 y del 90 lo que se denomino “neo-liberalismo” tomando del primero la parte mas inhumanitaria y salvaje para establecer un nuevo orden global concentrado en pocos actores, estatales y fundamentalmente no estatales (empresas, bancos, por un lado, y agentes terroristas y servicios de inteligencia internacional por otro).
Luego de la idea de la guerra total (guerras mundiales) pasando por los conflictos territorializados en la guerra fría (las dos alemanias, las dos coreas, bahía de los cochinos, etc.) a los eminentemente focalizados o quirúrgicos (drones u objetivos estratégicos) el mundo asiste a dos formas de conflictos latentes para el que debe estar preparado: el ciberataque y las guerras bacteriológicas.
El primero con un ataque efectivo generado por cualquiera de los servicios de inteligencia o hackers con capacidad creativa suficiente del mundo puede acarrear el mayor “lock down” de la humanidad. Imagínense solo por un par de días que no hay conexión satelital ni de internet. El mundo o parte del mundo afectado no podrá hacer transferencias financieras ni los aviones podrán viajar y lo peor nadie podrá ver su celular para calmar la angustia existencial. No habrá noticia alguna que pueda comentar el momento. Seria como un gran “corte de luz internacional”.
Por otro lado, aun resta mucho por investigar y probablemente nunca lo sepamos, sobre el origen de la pandemia actual y su desarrollo. Desde las teorías conspirativas hasta el uso y abuso de la situación pueden leerse diversas hipótesis. Pero la reacción de los estados y de los ciudadanos ha sido similar a la de una guerra bacteriológica.
Estos dos conflictos (ya no potenciales sino reales) pueden llevar a amplios sectores de la humanidad a vivir en “estado de sitio” bajo una suspensión temporaria de los derechos y garantías fundamentales para preservar un interés superior. Como sabemos los abogados uno de los principales caracteres del estado de sitio es la temporalidad. ¿Cuanto tiempo se debe vivir en confinamiento o en estado de restricción de derechos? Es lo que preguntan muchos sectores de la sociedad. Por otro lado, sino se ejecutaran dichas medidas nos veríamos expuestos a males mayores, sostienen otros.
Existe un tercer conflicto latente a nivel mundial que no es técnicamente una “amenaza” (aunque para muchos lo es) que es el fenómeno migratorio. Nunca antes en la historia de la humanidad se ha dado la experiencia de tanta cantidad de seres humanos migrando de su lugar de origen a otro. Las causas son diversas: guerras, conflictos civiles o religiosos, enfermedades, inseguridad y falta de un estado de bienestar, entre otros.
Dos tercios de la humanidad viven en condiciones de subdesarrollo o están en vías de serlo. Esa franja incluye desde Latinoamérica hasta África y Asia. La excepción la constituyen por el momento Europa y Estados Unidos. ¿Es sustentable un mundo donde un tercio de la población (incluyendo a los ricos de los países pobres) gozan de los beneficios del bienestar ante dos tercios que están lejanos de ellos?
En los próximos años y décadas, lejos de disminuir, el fenómeno migratorio aumentará por el incremento de las poblaciones africanas básicamente. Europa tiene hoy a su cargo la administración de este tercer “conflicto”. Sino colabora a desarrollar África, ambos continentes se unirán nuevamente, pero no por razones geológicas como ocurrió hace miles de millones de años, sino por razones geopolíticas.
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